Hoy parece evidente que la confianza se constituyó en un anhelo social. Una búsqueda generalizada por abordar el desafío de ser confiables, vivir en un mundo confiable, hacer que las instituciones sean confiables y, por cierto, poder confiar.
Pero el anhelo y la aspiración no llegan a ser suficientes. Por eso, necesitamos comprometernos a trabajar para ser constructores de confianza, para impulsar acciones que nos lleven desde el lugar del anhelo hacia la comprensión y la habilidad de conseguirlo.
Porque sin confianza no hay aprendizaje ni desarrollo posible para las personas, pero más importante aún, sin confianza no hay posibilidades de desarrollo país, borrando el contexto necesario para que los proyectos de las organizaciones puedan crecer y afianzarse.
Por eso, en este número de nuestra revista Capital Humano recogemos lo que hemos aprendido y también nuestras propuestas, para pasar del anhelo a la construcción concreta de la Confianza, lo que queda reflejado en la realización y presentación de nuestro estudio Confianza Organizacional 2023. ¡Los invito a conocerlo!
Y me tomo este espacio para la otra invitación. Para nuestras organizaciones y personas, la confianza no puede ser sólo un anhelo. Debemos responsabilizarnos de su construcción y gestión: La confianza no es producto de un proceso mágico que se concreta a partir de un deseo. La confianza se desea, se diseña y, sobre todo, se trabaja.