Carmen Pagés, doctora en Economía

“La tecnología no nos sustituye a nosotros, sustituye las tareas que hacemos”

La exjefa de la División de Mercados Laborales del BID y actual responsable de la prospección y análisis laboral de la Universitat Oberta de Catalunya, nos habla de las transformaciones externas –tecnológica, climática y demográfica- que están afectando a las empresas y a las personas, y que deben ser abordadas con decisión y rapidez.

Ya en 2015, desde su cargo de jefa de la División de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la doctorada en Economía, Carmen Pagés, buscaba abordar el tema del Futuro del Trabajo y prepararse para cambios que “parecían aún muy lejanos”, pero que se vislumbraban muy profundos. Ocho años después está convencida de que el “futuro ya es presente”, por lo que dicha preparación es hoy una obligación inevitable.

El Futuro del Trabajo es una temática que también nos ha preocupado por años en OTIC Sofofa y sobre la cual hemos intentado buscar respuestas y diseñar estrategias en conjunto con otros actores del mundo del trabajo en Chile.

Por eso no parece tan relevante conversar con esta destacada economista española, actual responsable de la Prospección y Análisis Laboral de la Universitat Oberta de Catalunya, para conocer su visión del mundo del trabajo actual y de los cambios y obligaciones que ha generado para las personas, las organizaciones y los países.

-Ya desde el BID estaba abordando el tema del futuro del trabajo, ¿qué variables manejaban entonces?

-Hablábamos en ese momento (2015) del futuro de algo que parecía muy lejano y la verdad es que hoy el futuro ya se está materializando. Por lo tanto, la gran pregunta ya no es lo que va a pasar, sino lo que está pasando y si estamos o no preparados para esto que está pasando de manera tan rápida.

¿Y qué está pasando? ¿Qué transformaciones están afectando hoy al mundo del trabajo?

-Hay una triple transformación externa al mundo de la empresa –tecnológica, climática y demográfica- que está ocurriendo muy rápido y que impacta en muchas transformaciones internas de las organizaciones.

Estamos asistiendo a un cambio vertiginoso en todos esos frentes: todos los días hablamos de nuevas tecnologías que avanzan a un ritmo que sorprende; la crisis climática nos está forzando a adaptarnos, implicando nuevas formas de trabajar y vivir, mientras que la revolución más callada pero, al mismo tiempo, más certera es la revolución demográfica. Es un hecho que esto ha afectado principalmente a América Latina y, particularmente Chile, que era una sociedad joven pero ya no lo es, y en muy poco tiempo va a ser una sociedad altamente envejecida.

-Partiendo por la tecnología, ¿de qué nos debemos ocupar?

-Obviamente hay dos facetas muy importantes de la tecnología que creo que son las que más preocupan y ocupan: productividad y empleo. Estamos convencidos de que la tecnología traerá aumentos de productividad, pero lo que nos preguntamos es si en el camino también acabará con nuestros trabajos.

Creo que es útil recordar que la tecnología no nos sustituye a nosotros directamente, sino que sustituye tareas que hacemos. Por lo tanto, cómo y cuánto nos afectará como empresas, como trabajadores, va a depender mucho de cuáles sean esas tareas que hacemos. De si desempeñamos una tarea central o más bien rutinaria o no.

- ¿Esto se relaciona también con un cambio en las habilidades y competencias de las personas?

-Hay un cambio dramático en la demanda de competencias. Hay un estudio muy interesante en Estados Unidos que mira cómo una misma empresa, con 10 años de diferencia, cambió las vacantes que ofrecía y las competencias que solicitaba. Y vemos que aproximadamente un 30% -en promedio- de las competencias son nuevas, con algunos sectores clave, como el sector tecnológico, donde más del 40%, es decir, casi la mitad de las competencias, son nuevas.

Entonces, obviamente, tanto para las empresas como para los propios trabajadores, se ha generado una transformación enorme en lo que se requiere, en lo que tenemos que saber, en lo que se pide y para lo cual tenemos que tener también los sistemas de producción de talento actualizados y pendientes de cuáles son estas nuevas competencias que se requieren.

¿Y qué tareas son las más afectadas por estos nuevos requerimientos?

-Todo lo tecnológico, la internet, los robots han venido a sustituir tareas muy predecibles, tareas de alguna manera rutinarias. Y el trabajo humano que ha ido quedando es un trabajo que es mucho menos rutinario, más impredecibles, tareas donde es mucho más importante la comunicación, el trabajo en equipo, es decir, todo aquello que nos hace humanos.

¿Qué características tienen estos nuevos perfiles o roles requeridos?

-Hay estudios muy interesantes que muestran que la demanda de ocupaciones que implican roles que son mucho más intensos en competencias sociales, son los que más han crecido.

Hoy las compañías necesitan cargos con muchas competencias sociales y muchas competencias cognitivas. Pero también se ha generado un aumento significativo en la demanda de personas que sean capaces de tomar decisiones autónomamente. Asimismo, la competencia de adaptarse al cambio es la competencia más pedida en el mercado en este momento y particularmente durante la pandemia.

¿Y cómo se generan estos nuevos perfiles?

Esta necesidad de nuevas competencias y nuevos perfiles incide en la urgencia de formar y recalificar a la fuerza laboral. 

Cobra cada vez mayor importancia la formación continua, tanto interna como externa, en la gestión del talento en las empresas. Se hace urgente la necesidad de reconvertir a los trabajadores afectados por la automatización. Esto es muy importante, pues hemos visto las repercusiones económicas, sociales, políticas, de no haber prestado atención a estos cambios en el pasado que, por ocurrir a nivel individual y a veces no reflejarse en las grandes estadísticas,  no los sabemos medir. Esto no nos permite tomar conciencia del sufrimiento que hay detrás de cada una de estas personas que está viviendo estos cambios en carne propia.

Es clave tomar conciencia de esta situación y explorar respuestas a nivel personal, corporativo y social. Todos tenemos la oportunidad y la responsabilidad de crear un mejor futuro del trabajo.